¿Cuándo los pensamientos abruman?

La mayoría de los pensamientos intrusivos ocurren porque los seres humanos son «conscientes de sí mismos», es decir, son capaces de analizar sus propios pensamientos. Este acto en psicología se llama metacognición.

La metacognición es parte de la biología humana y analizar los pensamientos es inevitable.

El ser humano tiene una media de 70.000 pensamientos al día y la mayoría de ellos simplemente surgen en nuestra mente, de forma espontánea.

Los pensamientos intrusivos son parte del pensamiento espontáneo o ‘fantasía’ y este tipo de pensamiento, la mayoría de las veces no coincide con la realidad, no expresa un deseo personal y tampoco está relacionado con la personalidad del individuo.

Nuestra mente está siempre ocupada, incluso durante el sueño, y los seres humanos solo dirigen voluntariamente una pequeña porción de los pensamientos que se producen durante el día.

Debido a la gran actividad de la mente, podemos pensar cualquier cosa en cualquier momento, incluidos los pensamientos absurdos y perturbadores, pero eso no determina quién es la persona, porque los pensamientos simplemente vienen a la mente y, como se dijo antes, pueden ser irreales, fantasiosos, absurdos o incluso totalmente incompatibles con sus deseos y valores morales.
Tanto los pensamientos intrusivos como los pensamientos catastróficos pueden ser un síntoma de estrés y ansiedad.

Dependiendo de la cantidad de pensamientos intrusivos que tenga una persona durante el día, puede experimentar diferentes sentimientos, como miedo, cansancio, enfado, vergüenza, entre otros.
Aquí hay algunas estrategias para ayudar a las personas que experimentan pensamientos intrusivos con frecuencia:

  1. El primer paso y el más importante es reconocer que estos pensamientos son fantasías y que están en el ámbito de las ideas, lo que significa que no son reales y no sucederán.
  2. No culparse por los pensamientos intrusivos: recuerda que tu mente está activa el 100% del tiempo y que la gran mayoría de los pensamientos surgen espontáneamente en la mente y que pueden ser pensamientos que no coinciden con tus valores personales o deseos.
  3. Enfrentar los pensamientos intrusivos o catastróficos con argumentos realistas: investiga y contrasta la información, usa la metacognición a tu favor, es decir, analiza si los pensamientos intrusivos realmente tienen sentido y cuáles son las posibilidades de convertirse en realidad. Cuanta más información tengas, más clara será tu imagen de la realidad presente y de lo que podría suceder en el futuro.
  4. La mejor solución a largo plazo es practicar la atención plena o ¨mindfulness¨: prestar atención al presente, a lo que está sucediendo en el aquí y ahora. Enfoca tu atención en ti mismo, alrededor tuyo y en el momento que estás viviendo, esto se hace a través de la regulación emocional, es decir, el proceso voluntario en el que puedes influir en tus sentimientos, emociones y pensamientos.

Para alcanzar una regulación emocional equilibrada es importante practicar la atención plena en la vida diaria, así entrenamos nuestra mente para responder a los imprevistos cotidianos y aprendemos a disfrutar de la realidad del momento vivido y la construcción del futuro en cada momento del presente.

Es importante resaltar que cuando estos pensamientos se vuelven obsesivos, la persona puede desarrollar algunas compulsiones conductuales para tratar de aliviar la angustia que le provoca este torrente de pensamientos. Si esta combinación de obsesión y compulsión domina la mente la mayor parte del tiempo, o causa una intensa angustia, interfiere en forma significativa con sus actividades diarias y sus relaciones sociales, estaríamos hablando del Trastorno Obsesivo Compulsivo – TOC y esta persona debe ser acompañada por un psiquiatra y un psicólogo.

Por Fernanda Vannini

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Guillermo Aguilar

Psicólogo sanitario
Nº Colegiado: M-37100

Graduado en Psicología por la Universidad de Jaén y habilitado en Psicología Clínica con Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Europea de Madrid.

En el trabajo realizado con jóvenes y adultos es especialmente indicado para el abordaje del estrés, ansiedad, depresión, autoconcepto, trastornos de conducta, trastornos de personalidad, desajuste emocional, duelo y adicciones.

De manera paralela al trabajo psiterapéutico realizado con adultos, ejerce como Psicólogo Infantojuvenil en calidad de Experto en Psicoterapia Breve con Niños y Adolescentes, por la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia.

Con niños y adolescentes, tiene especial atención a las capacidades y peculiaridades de cada caso, así como recogida de la familia y centros educativos. Indicado para el abordaje de estrés, ansiedad, depresión infantil, autoconcepto, baja autoestima y desajuste emocional, trastornos de conducta, trastornos de aprendizaje, déficit de atención, hiperactividad y mediación familiar y escolar.